El histograma es una de las mejores herramientas para exponer correctamente una fotografía. Es muy útil tanto en el momento de la toma de la fotografía como al revelarla o editarla.
El histograma no es más que una gráfica en la que el eje X representa la luminosidad que pueden tener los píxeles de nuestra imagen y el eje Y es la cantidad relativa de píxeles para un cierto valor de luminosidad.
Generalmente la luminosidad de puede dividir en 5 zonas: negros, sombras, medios tonos (o grises), altas luces y blancos. Esta clasificación resulta útil no sólo para entender la luminosidad de nuestra imagen sino para modificarla. Por ejemplo, la mayoría de programas de revelado como Lightroom, Capture One o On1 incorporan una serie de controles deslizadores o sliders que permiten subir y bajar la luminosidad de una zona del histograma u otra.

Más de forma general, el histograma nos sirve para saber si una imagen está subexpuesta, sobreexpuesta o «correctamente» expuesta. Es decir, para saber si estamos empastando las sombras o quemando las luces. En esos casos estaríamos perdiendo de información o detalle en algunas zonas de la imagen. Aun así, esto no tiene por qué ser malo. Por cuestiones técnicas o artísticas, podría ser que quisiéramos subexponer o sobreexponer nuestra foto. Pero típicamente en fotografía de paisaje queremos mantener el histograma más bien centrado para tener información y detalle en todas las partes de nuestra imagen.
