La velocidad de obturación es uno de los tres términos fundamentales que definen la exposición de una fotografía. Juntamente con la apertura de diafragma y el ISO, forman el triángulo de la exposición.
La velocidad de obturación es, como su propio nombre indica, la velocidad a la que se abre y se cierra el obturador de la cámara de fotos. En realidad, a mi me gusta más referirme a la velocidad de obturación como el inverso del tiempo de exposición, ya que en realidad este es el valor que muestran los menús de las cámaras. También creo que se entiende mejor el efecto de esta velocidad si pensamos en el tiempo que estamos dejando entrar luz al sensor de la cámara.
El tiempo de exposición se mide en segundos y fracciones de segundo mediante una escala de valores como la siguiente:
Como puedes ver, para saltar de uno de estos valores al siguiente o al anterior debes multiplicar o dividir por dos, aunque hay algunos valores redondeados. Cada uno de estos saltos se denomina un paso de luz o EV e implica que en tu sensor entrará el doble o la mitad de luz.
Los principales factores a tener en cuenta cuado modificas el tiempo de exposición en cámara es que a más tiempo, más luz entra en el sensor y por tanto la fotografía está más expuesta. También ten en cuenta que tiempos cortos congelan en movimiento de los sujetos y tiempos más largos permiten hacer efectos artísticos como el efecto seda, las estelas de luz, etc.
Para completar el triángulo de la exposición te recomiendo que eches un vistazo a los artículos sobre qué es el ISO y qué es la apertura de diafragma.